Mis pasos resonaban suavemente sobre el concreto, cada paso que daba me acercaba lentamente a mi destino. Suspire al ver a todos los humanos que disfrutaban de sus vidas ajenos a que existía algo más allá de ellos, algo de mayor poder.
Seguía sin entender el porque mi padre profesaba tanto amor a estas criaturas. A donde fuera que mirara solo veía pecados, ira, lujuria, codicia, soberbia, gula... Por todas partes era lo mismo, en contadas ocasiones me topaba con algún humano que valía la pena salvar. Realmente no entendía para nada que era lo que mi padre tanto amaba de ellos, pero no lo cuestionaba, seguro sus motivos debía tener, y en cierta forma yo los envidiaba, más que por tener tal amor de él era porque yo deseaba ser como ellos, contar con tal libre albedrío, ser capaz de elegir, de decidir que hacer con mi vida, o en mi caso eternidad....poder decidir a quien amar.
Esa era una razón más del porque no me agradaban los humanos, me hacían pecar al codiciar sus vidas. En ocasiones me llegaba a sentir terrible, rebajarme a desear ser humano no era algo de lo que pudiera estar orgullosa, ni siquiera era algo que pudiera contar, después de todo, por pensamientos como esos fue que Lucifer fue expulsado del cielo.

Después de un par de minutos finalmente llegue a mi destino, a mi santuario de paz....la iglesia. Camine hasta el altar santiguandome antes de arrodillarme y juntar mis manos al momento que enviaba una plegaría al cielo, rogándole a mi padre que me diera las fuerzas necesarias para cumplir con mi misión, aquella que me desgarraba el alma, si es que poseía una, todos los días.
Sentí una lagrima rodar por mi mejilla mientras un pensamiento pasaba por mi cabeza, aunque más que un pensamiento era una resolución, yo sabía que tenía que hacerlo, no podía desobedecer una orden directa de Dios, pero aunque fuera lo correcto, para mi no se sentía nada correcto, y es que ¿que haces cuando la persona que más amas es a quien debes destruir? ¿cuando aquello que te hace tanto bien a la vez te hace tanto mal?

Por que por más que intentara ocultarlo, por más que tratara de negarlo no podía seguir haciéndolo...Estaba enamorada de Dean y sin importar que tan grande fuera ese amor yo tendría que destruirlo...¿O era acaso que estaba dispuesta a renunciar a mis alas y a todo lo que siempre conocí... Por él?